domingo, septiembre 09, 2007

Sangrando silencios...



“Se mordió los labios hasta que le sangraron los silencios.” Y era tan atormentador verla así. Tan perturbador y tan desconciliador no poder hacer nada. No se podía pensar, los extremos estaban en su mente y verla así solo dañaba sus sentidos.

Y él solo podía pensar en el fin; el fin del tiempo, el fin de la realidad, el fin de la felicidad, el fin de un nosotros. Los extremos sobraban, donde la insensatez desbordaba.

Conforme el tiempo pasaba, éste no ayudaba, solo perturbaba los sentido, estremecía la insensatez, llevándolo al borde de la locura, al borde de la ideas, al borde de su insensatez y perturbación.

El tiempo se llevaba la realidad, transformándola en miedos, tornando los sentidos en perturbación, la seguridad en inseguridad y el valor en muestras de sentimientos verdaderos.

Su silencio era la más triste conversación que haya tenido…

El la veía a los ojos, pudiendo observar sus silencios desbordando entre los labios, los gritos estremeciéndose en su mirada y su alma escurriéndose a través de sus mejillas. Sus pupilas dilatadas atravesaban los sentidos, mostrando las sales de su corazón secándose entre pensamientos. Los escalofríos no se hacían esperar, mientras su mirada irradiaba tristeza y dudas.

El tiempo corría fríamente, y él lo único que pudo hacer fue besarla; sintiendo como los silencios entre sus labios, el alma que escurría en sus mejillas, los gritos encerrados en su garganta desgastando todas sus fuerzas, consumiendo sus ideas.

…¿A quien le dolía más? ¿Quién era el que se desgastaba mas con todo esto?...

Y sus vidas se iban entre un beso, un beso que solo sellaba el silencio, pues ya no existía realidad donde el silencio no invadiera con sus fríos cegadores. En un beso se consumían sus sueños, mientras sus almas eran derramadas entre sus pupilas, viviendo sus últimos instantes entre sus mejillas, muriendo entre sus labios, y desgarrando sus vidas llevándolos a su muerte…

Y el silencio los había llevado a su condena, los llevaba a inmortalizar su tiempo como 2 estatuas del silencio que desbordarían sentidos, sin sentir, sin expresar, sin morir….

5 comentarios:

Maya Takameru dijo...

Muy bueno, me ha gustado mucho. Silencio, eternidad, cosas que se gritan y no son escuchadas... intenso.

Marisela dijo...

Hoy día prima ese silencio a chillidos que nadie escucha. Es la era del egoismo y de la pérdida de tiempo.
Muy buena tu historia.
Un abrazo

Queralt dijo...

El último párrafo, a mi entender, define la historia. En esas ultimas líneas, está todo.
Destaco la intesa y emotiva delicadeza de la mayoría de las frases. Me ha gustado mucho.

Cerecitas olorosas y brillantes besos.

Queralt.

Ricardo dijo...

Coincido con Queralt y lo de la frase final.
Me recordó a la mujer de Lot, sólo que convertidas en estatua no por mirar atras, sino por guardar silencio.

cariños desde el sur

Pugliesino dijo...

El beso es siempre el mejor silencio.Aunque llegue a ser eterno cabe correr ese riesgo. Un relato que destila mucha fuerza aunque me queda esa pizca de que si acaso mas breve ganaría en intensidad, permiteme la observación particular pero ya te digo que me ha gustado.
Un abrazo