domingo, febrero 01, 2009

zurcido al techo


"La luna estaba zurcida al techo" desde hace diecisiete semanas, tiempo suficiente para saber con exactitud el sexo de un bebe con ayuda de un ultrasonido.

Clara se había prometido asimismo dejar el sexo del bebe como una sorpresa pero pronto se contradijo al detenerse en un hospital de Utah poco después de haber visto una oferta en ropa de bebe. El embarazo la había cambiado de tal forma que Elías se habría vuelto a enamorar de ella, por que Clara se comportaba de una manera tan infantil y sensible como algún día lo haría el bebe que esperaba.
Curiosamente entre las cuatro paredes de su celda a Elías Preston le sucedía algo parecido por el síndrome de abstinencia que le causaba la falta de alcohol y nicotina. Aun que en la prisión se corría el dinero entre los prisioneros adictos al cigarro y otras drogas; Elías solo trabajaba para una cosa, evitar que lo mataran.

El señor Preston era conocido por haber enviado injustamente a la cárcel a cuatro personas, cinco si se contaba a su propio hijo, así que algunos se vengaban; para Elías eran como los abusivos de la escuela solo que mas grandes y por lo tanto mas fuertes.
En un corto tiempo le habían roto tres dedos, fracturado dos costillas y roto la nariz un par de veces, nada que lo matara o lo dañara permanentemente pero sin duda le hacia mas difícil ganar dinero, por que no se puede hacer una figura de madera o una pintura con los dedos inmovilizados, aun que intentara hacerlo de otra forma a nadie parecía gustarle su trabajo “Tan falto de sentimiento” como decía su maestro del taller de pintura.

Elías sentía que se iba a volver loco, nada ni nadie estaba de su lado, incluso los mismos guardias le daban un trato diferente por ser el idiota de la broma telefónica, y es que Elías tuvo la brillante idea de usar su única llamada para pedir una docena de pizzas a cuenta del escuadrón de policía… a nadie le pareció gracioso.

Pero un día pareció volverse realmente loco. Días después de que recibiera su primera visita.

“Hey Preston tienes visita” repitió el guardia y abrió la puerta. Elías estaba viendo el estado de su ojo ahora morado a causa de una pelota perdida que tenia su nombre escrito por pura casualidad, el vago reflejo que mostraba su cuchara no le gustaba en lo mas mínimo.
“¿Quién es?”
“Una mujer”

Elías se sorprendió tanto que hasta abrió un poco más su ojo mal herido, y eso hizo que el guardia se riera de el.

A Clara comenzaba a levantársele la camisa, como no quería comprar ropa para ella improviso con un plumón y escribió el sexo del bebe alrededor de su ombligo saltón. Así logro llamar la atención de la gente, y aprovecho para escribir algo mas “Un dólar por sentir me patear” aun que solo se trataba de una broma, al mas puro estilo de Elías, algunas personas se acercaron a darle dinero.
Entre esas personas estaba un niño que miraba con desconfianza la panza de Clara, “¿Te pagan por estar gorda?” dijo groseramente, Clara lo vio y sintió que retrocedió en el tiempo por que estaba viendo al Elías de diez años que tanto la molesto en su infancia.
“¡Elías!” grito y abrazo al niño; estaba muy conmocionada como para pensar que era imposible que se tratase del mismo Elías.
El niño se escapo de sus brazos y corrió, Clara fue detrás de él. El pequeño se oculto detrás de una señora “Mama una loca gorda me esta persiguiendo” dijo, la señora dejo su diario a un lado y miro a Clara que recuperaba el aliento. Ambas se impactaron. A pesar de que solo se habían visto un par de veces ambas se reconocieron.
“¿Usted es la madre de Elías?” dijo, el niño salió de su escondite para corregirla “Yo no me llamo Elías, loca” y le saco la lengua.
“Eric ve a jugar un rato con tu papa” Dijo la señora y el niño se retiro.
“Señorita Homers”
“Señora Preston”
“Ese ya no es mi apellido, bien lo sabes”
Hablaron, cada quien contando su historia y aquello llevo a la señora Brandow a hacerle una visita a su primer hijo.

Elías tenia la pequeña esperanza de que su visita se tratara de Clara, en verdad lo deseaba pero cuando vio a su madre sentada del otro lado del vidrio su esperanza salió volando por la ventana llevándose consigo un poco de su cordura.
Antes de que Elías se negara a hablar con ella, el guardia que los vigilaba le dio una fotografía que le mandaba su madre desde el otro lado.
Era Clara, dormida en un sofá, su panza estaba encerrada en un circulo, tenia una flecha y decía “AQUÍ HAY UNA HERMOSA NIÑA”
En la esquina de la foto había un niño y con letras pequeñas decía sobre su cabeza "Y este es tu medio hermano"

Entonces el resto de la cordura de Elias salió por la ventana.

5 comentarios:

Rebeca Gonzalo dijo...

La historia es interesante y prometedora. Parece impensable que de la frase inicial se derive este relato.

Larisavel dijo...

Es sorprendente hacia donde se dirige tu historia, muy buena. Saludos!

Dama Blanca dijo...

A mí me ha parecido muy buena, muy original y a mi punto de vista muy desgarradora, pese a ese tono de humor.

Un saludo ;)

Paula dijo...

Me ha gustado mucho y me parece muy original el sentido que le has dado a la frase y la historia que has escrito.
Saludos!

Sara dijo...

Tiene fuerza, creo que podría sacarse mucho de esta historia. Los personajes son prometedores.
Yo apostaría por una segunda parte.

Un saludo ;)